LA COSA ES UNA COSA QUE ME DA “COSA”
"La cosa es calmada", "Parece cosa del demonio", "Lo que interesa es la cosa pública", "¡Cuántas cosas estamos viendo!", "Sólo te digo una cosa", "Así son estas cosas", "¡Son cosas de la vida!".
Estas son algunas de las muchas frases en las que usamos comúnmente la palabra cosa. La cosa es objeto inanimado, es asunto o tema, la cosa es corporal o espiritual, natural o artificial. La cosa es real o abstracta. Realmente es curioso que una cosa tan indefinida tenga tantas definiciones y tantas aplicaciones. ¡Fíjese usted nada más! ¡Qué cosa!
Parece que cuando no encontramos una palabra adecuada para lo que queremos definir, usamos la palabra cosa. ¿Qué crees?, me pasó una cosa rara. ¿Qué cosa? La cosa es que no sé si decírtelo o no. Pues es cosa de que te animes... Es que, me da "cosa" y así seguimos interminablemente con una cosa y otra.
La cosa también puede ser despectiva: ¿Y llamas palacio a esa cosa? O puede ser algo de gran magnitud: Me quedé pasmado viendo aquella enorme cosa. Puede referirse a lo importante del asunto: La cosa es que no le han pagado. O puede ser una situación: es que en estos momentos la cosa está de la patada. La cosa es que de alguna manera hay que definirla porque una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa, ¿verdad?
La cosa a veces es resignación: ¡Pues qué quieres, hermano, así son estas cosas! En otras representa pertenencias personales: Quiero que saques de aquí todas tus cosas y te las lleves. Ahora que si queremos darle a esa frase un tono despectivo, todo lo que tenemos que hacer es usar el diminutivo: no es igual decir que saques todas tus cosas, a decir que saques tus cositas... como diciendo que lo que el otro tiene son sólo cosas insignificantes.
La cosa puede ser también un cálculo aproximado: Esto me lo dijo ella hace cosa de ocho o diez días; puede ser alternativa: No me queda otra cosa más que aceptarlo, y no es extraño que llegue a ser canción: Tengo yo dos cosas tuyas que te quiero devolver... y ahora me dejas como si fuera yo cualquier cosa.
También la podemos entender con un tono inmoral o de doble sentido: La señora dice que a su esposo la cosa se le puso dura. Era un exhibicionista, se abría el abrigo y les enseñaba su cosa a las niñas que pasaban. En ciertos casos puede ser un diagnóstico a priori: Fíjese doctor que me salió una cosa en el pecho y tengo miedo de que sea un tumor o alguna cosa peor.
La verdad es que es interminable la cantidad de frases donde se inserta -quepa o no- la palabra cosa. En este día me han sucedido muchas cosas. ¡Qué cosa tan hermosa es esa niña! No tengo ni una cosa qué ponerme. Precisamente ahí está la cosa. Para lograr el objetivo se van a necesitar muchas cosas.
Esto es lo que algunos han dado en llamar "el cosismo" y obedece a esa crónica flojera nuestra para pensar, buscar y encontrar la palabra adecuada para lo que queremos decir y también debido al tan raquítico hábito de la lectura que tenemos los mexicanos, lo que nos conduce irremisiblemente a tener un léxico muy limitado.
La cosa es que "esa cosa del cosismo" le resta calidad a nuestra manera de expresarnos y eso ciertamente que "no es cualquier cosa".